Jóvenes ancianos

Geográficamente se perdió.


Adolescente, escribió con tinta

y emborronó el papel,

cogió el lápiz

y se quedó sin punta.

Ya nació con mala suerte:

lo envolvieron con billetes,

le doraron el camino.

Ahora es niebla

y se le ve gris,

huyendo del sol.

Se encierra en antros

y su voz es un gemido.

Solo es color

en la mancha roja

del corazón de su madre:

¡Ay hijo mio,

tan anciano y no has vivido!

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